Fuente: El blog de Manolo Romero
Un año más, con la instalación de los palcos en Jerez para el desfile procesional, vuelven a cortarse las calles Honda y Larga durante un mes, con el consiguiente trastorno para usuarios de autobuses del centro de la ciudad y el engorro para el peatón que quiera cruzar de una acera a otra. Un año más seguiré con mis críticas a estas instalaciones por la inseguridad que plantean en casos de emergencias y por el costo que nos acarrean a las paupérrimas arcas municipales.
La instalación la llevan a cabo trabajadores municipales en su horario laboral y con horas extras por las tardes, que habrá que pagarlas aparte y por consiguiente aumentará el costo. Trabajadores municipales que podían emplear ese tiempo en adecentar calles y plazas, que tantísima falta le hace a Jerez, pero está visto que la Iglesia y la Unión de Hermandades tienen más prioridad para nuestros gobernantes.
¿A quiénes perjudican estas gradas?
Quizás las asociaciones del Centro, comerciales y de vecinos, deberían manifestarse y que sepamos si a sus asociados y vecinas no les importa. Por supuesto también a la ciudadanía jerezana, que ve cómo parte del presupuesto del Ayuntamiento lo destinan al montaje y desmontaje de los palcos, en vez de emplearlo en otras necesidades de Jerez. Y no hablemos del turismo, porque esas personas que nos visitan se encuentran en dificultades buscando salidas para cruzar las calles en «la carrera oficial».
¿A quiénes benefician?
Sin lugar a dudas a la Unión de Hermandades, ya que toda la recaudación va a parar a sus bolsillos. Una recaudación «libre de polvo y paja» y sin pagar impuestos de ningún tipo. Si la cuestión, de instalarlos, es económica, la Unión de Hermandades debería «reinventarse» otros sistemas para hacerlo y no creando perjuicios ni polémicas con todo esto año tras año.
Soy partidario de la Semana Santa, eso que quede claro, pero de lo que no estoy de acuerdo es de tantos palcos, parte de ellos, como podemos comprobar en la foto, con más de dos metros de altura donde muchas personas, que no pueden pagarse un asiento, no pueden ver a las hermandades desfilar en su recorrido oficial. De momento este año volveremos a sufrir las inconveniencias e incomodidades de estos últimos años, esperemos que se tengan en cuenta y que pronto veamos una carrera oficial como las que veíamos antaño.
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