¿Perseguir por «ofensas a los sentimientos religiosos»? ¿Condenar? No en mi (nuestro) nombre.

  • «Como creyente siento una gran preocupación e indignación al ver cómo se presentan denuncias en los juzgados por «ofensas a los sentimientos religiosos» que terminan en condenas», escribe el sacerdote Joaquín Sánchez.
  • «¡Cuántas veces ofendemos desde las religiones! Por ejemplo, a los gays y lesbianas»
gobierno-conferencia-episcopal-blazquez-efe_ediima20180222_0656_19

La vicepresidenta del Gobierno junto al presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez / EFE

Como creyente siento una gran preocupación e indignación al ver cómo personas o colectivos presentan denuncias en los juzgados por supuestas «ofensas a los sentimientos religiosos» que terminan en condenas.

Uno puede sentir que una escena, una fotografía o un chiste pueden ser de mal gusto, incluso uno puede sentirse herido personalmente por algo que considera un humor desagradable o una crítica fuera de lugar; pero todo esto entraría en una valoración personal sin una transcendencia judicial y sin rasgarse las vestiduras, pues hay que reconocer que existe un humor religioso de mucha enjundia y muy positivo.

Sin olvidar que ¡cuántas veces ofendemos desde las religiones! Por ejemplo, a los gays y lesbianas, contra quienes se ha ejercido una gran violencia, incluso, hasta causar la muerte. ¿Por qué vamos de ofendidos cuando nosotros ofendemos tanto de palabra y acción?

Con motivo del carnaval se ha emitido un comunicado conjunto de la Federación de Comunidades Judías de España, la Conferencia Episcopal Española, la Comisión Islámica y la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas donde se expresa que existe una impunidad y una tolerancia incomprensible a las ofensas de los sentimientos religiosos. Incluso se dice que desde las leyes se tiene que actuar, es decir, perseguir judicialmente y condenar a aquellas personas que atenten contra los referentes religiosos, los referentes sagrados. Es triste esta postura porque ¿dónde queda el perdón y la reconciliación?

No entiendo, en lo que me afecta, que haya personas o entidades que vayan al juzgado y se les olvide lo que dice el Padrenuestro: «Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden». Se alienta el rencor y el odio, y, en cambio, ¿no sería mejor hacer una reflexión en voz alta e interpelar o buscar un espacio de encuentro para el diálogo?

¿Por qué vamos de ofendidos cuando nosotros ofendemos tanto de palabra y acción?

Pero, hay una reflexión más profunda y que ya traté cuando escribí mi carta abierta a Wyoming y es la que se refiere a qué se entiende por ofensa a los sentimientos religiosos. Lo cierto es que se ofende a los sentimientos religiosos cada vez que se atenta contra la dignidad del ser humano, cuando se pisotean sus derechos, cuando se les explota y se le oprime, cuando rechazamos a los refugiados y a los inmigrantes, cuando vendemos armas y provocamos la guerra, cuando humillamos a personas y colectivos, cuando no defendemos la igualdad entre el hombre y la mujer.

¿Cuántas ofensas hemos hecho a las mujeres desde la religión? Incontables y aún seguimos despreciándolas y las consideramos inferiores al hombre. Se ofende a los sentimientos religiosos cuando se desahucia a una familia, cuando se produce la violencia machista, cuando asesinamos, cuando se produce una violación, cuando provocamos el hambre, la desnutrición, cuando creamos una sociedad de parados y precarios, cuando no existen pensiones justas, cuando nuestros mayores mueren solos, cuando concentramos las riquezas en pocas mano y no hay una distribución de las riquezas, cuando se encierra la libertad, cuando destruimos el planeta, cuando somos racistas o xenófobos y rechazamos a los empobrecidos (aporofobia), cuando abusamos de los menores, cuando se tortura, cuando se violan los derechos humanos, la corrupción, el control de los medios de comunicación para manipular y mentir y un largo etcétera. Podría indicar más situaciones que son una ofensa para los sentimientos religiosos, para lo más sagrado, que es la vida y su dignidad.

Por eso, en mi nombre y en el de más gente, aunque seamos minoría, no queremos que se denuncie y se persiga a las personas por hacer uso de la libertad de expresión, sea buena o mala la calidad de su humor. Y también queremos pedir perdón por el sufrimiento que estemos causando porque estamos centrados en nosotros mismos, en nuestro poder y en la complicidad con los poderosos en vez de estar al lado de la gente para aliviar el sufrimiento humano, para denunciar las causas de las guerras y las injusticias, la crueldad de las élites sociales, económicas, financieras y militares.

Joaquín Sánchez, ‘el cura de la PAH’, para eldiario.es (cc by-sa)

La responsabilidad de las opiniones expresadas en los artículos, estudios y otras colaboraciones firmados incumbe exclusivamente a sus autores, y su publicación no significa que la Plataforma Laicista de Jerez las apoye o comparta en su totalidad.





Desde la Plataforma Laicista de Jerez demandamos la denuncia y derogación del Concordato y los Acuerdos del Estado español con la Santa Sede, así como todos los suscritos en el mismo sentido con otras confesiones religiosas.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.